miércoles, 6 de mayo de 2009

Diques de contención

Pues entonces, en este mundo demasiado grande, ¿qué podemos hacer? Reconociendo que, por instinto, no soy muy partidaria de la globalización, me parece que, en estos momentos, cuando este mundo inmenso tiene tan mala cara, lo más razonable sería establecer, por lo menos temporalmente, ciertas protecciones contra sus flujos económicos y políticos más violentos, de la misma manera que se construyen diques de contención para frenar los avances salvajes del mar o el desbordamiento de los ríos. Podemos observar que la mayoría de los estados, incluyendo a los partidarios más entusiastas del liberalismo, como son Estados Unidos o Alemania, tienen, cada vez más –¿por instinto de supervivencia?- unas reacciones puntuales de proteccionismo que buscan frenar y limitar la compra, por el medio de riquísimos fondos de Estado extranjeros, de empresas de petróleo.
Al fin y al cabo, el hecho de protegerse no tiene porqué sonar mal, sobretodo sí de esa manera, protegiéndose a uno mismo, evitamos perder la cabeza y poner el resto del mundo a fuego y sangre.

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